jueves, 7 de abril de 2011

Valores en crisis, talentos en letargo.

    

Mi nombre es Juana, tengo cuarenta y ocho años y quinientos euros en el bolsillo. En mil novecientos sesenta y ocho tenía cinco años y, no lo recuerdo pero, me han contado que en aquella prodigiosa década las personas se movilizaban si alguna circunstancia injusta, ilegal, denunciable de verdad golpeaba sus sentidos. Fue en mayo de ese año cuando se difundió una consigna entre los estudiantes universitarios parisinos: “debajo de los adoquines está la playa”. En 1968 aún no existían los teléfonos móviles, pero bastó esa consigna para que al día siguiente decenas de miles de habitantes de París (más de nueve millones de personas según wikipedia) se lanzaran a la calle a arrancar los adoquines del suelo para arrojarlos a la policía represora. Había un motivo que justificaba tamaño acto vandálico… Aún hoy, algún político español presume de haber participado activamente en el mayo francés.

Una década después, muerto el general Franco, presencié como espectadora la movilización de una multitud de personas celebrando, como pocos habitantes del planeta saben hacerlo, la legalización del partido comunista. Quedó en mi retina una imagen: Un hombre conduciendo una mobilette y, de paquete, una mujer que alzaba con sus manos, sobre su cabeza La Hoz y el Martillo al tiempo que gritaba: “¡Viva el partido comunista!”. Hace tiempo que no veo estos símbolos exhibidos con tanto orgullo como aquella mujer los exhibía.

Y una década después de ésta, en los ochenta, asistí al estreno de la película de Pedro Almodóvar:   La ley del Deseo. La proyectaron en el América multicines de la estación de trenes de Málaga y escuché con estupor como  un hombre se levantaba de su butaca y se iba de la sala gritándole a Antonio Banderas: “maricón”.
Ya en los años noventa noté cierta crisis de valores y el adormecimiento de valiosos talentos. Empezaba el adocenamiento con la tele a todas horas, más cadenas de las que podíamos desear(¡cómo echo de menos la UHF!) y el regusto por la difamación y la aplicación más ruin y mezquina de la frase: “Es mejor pedir perdón que permiso”
En la década última comprendida entre la hecatombe digital del año dos mil y el crítico año dos mil diez, he empezado a sentir alarma cuando en mi trabajo como orientadora he dado rienda suelta a mi creatividad y algún director me ha llamado a capítulo por mis rarezas…

 Y ahora, en el inicio del año dos mil once, estoy asustada porque varios de mis compañeros y compañeras de instituto me han diagnosticado desequilibrio emocional que es una eufemística manera de llamarme loca, como hicieron en otras épocas de penumbra histórica con un par de mujeres singulares de homónimo nombre. ¿Tendré yo la suficiente categoría como para ser  encerrada en el castillo medieval de Tordesillas o quemada en la hoguera por orden de la Santa Inquisición 

4 comentarios:

  1. Hola Juana, me llamo María, tengo 41 años y vivo en un albergue. Soy licenciada en derecho, tengo 2 master, un ex marido que me maltrató durante 20 años y al que tuve que pagar yo una pensión para poder quitármelo de encima y un montón de denuncias por malos tratos ( entonces la violencia de género no existía) porque no me ajusto al perfil de una mujer maltratada y me negaba a aparecer ante el juez o la jueza ( y ante el maltratador) como una mujer destruida, sino como una mujer orgullosa que había levantado la cabeza y reclamado su dignidad. He tenido que dormir en la calle días y días porque tampoco me ajusto al "tipo" de persona que vive en la calle. "No tengo pinta de indigente" y, sin embargo, llevo un año sin trabajar, me han embargado el poco dinero que tenía o llega al banco para pagar deudas de un ex sinvergüenza y millonario que sólo trabaja en negro y al que no pueden reclamar nada.

    Soy una hija ilegítima del sistema a la que el sistema se niega a reconocer. En el “primer mundo” no puedes renegar de los privilegios porque quienes los dan son los mismos que dan la caridad.

    Quien parte y reparte se lleva la mejor parte.

    Bienvenida al mundo de quienes nos negamos a ser repartidas, y a repartir.

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  2. María... Me has causado una viva impresión. Quiero tener todo el tiempo, que ahora me roba mi ex marido y un trabajo que adoro pero que es ingrato conmigo, para poder leerte con detenimiento. Lo que he leído de ti me ha sobrecogido. Has provocado una curiosidad inmensa y unas ganas de conocer, conocerte sin límites. He pasado años y túneles hasta llegar a la conclusión de que soy valiosa y de que todos los atentados a mi autoestima no son más que producto de los complejos ajenos. Te agradezco tu comentario. Te sigo. Me gustas.
    Juana, tu hermana.

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  3. Ese blog ahora cerrado es el diario de mi "reconversión" en persona con dignidad desde el pozo profundo del dejarse morir por no querer vivir. Te sigo.

    Tu hermana,otra candidadata a Tordesillas, María.

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  4. Como tú dices querida Juana, los atentados a tu autoestima son productos de complejos ajenos y del miedo de los que saben que sobresales por encima de ellos, porque tienes algo que no pueden o no quieren desarrollar. Nadie, NADIE, puede cortar tus alas, porque sólo tú te puedes poner tus metas y tus límites, eres LIBRE y por ello puedes hacer todo, TODO, lo que tú quieras y desees. Si en el castillo de Tordesillas tuvieran que encerrar a todas las personas de mente abierta sería el castillo más feliz del mundo, una comuna difícil de parar... Mil besos y sique como eres, JUANA DE ARCO querida

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